Por increíble que parezca, somos en
mayoría bacterias. Al no verlas no estamos del todo conscientes de
la existencia de estas microscópicas inquilinas, pero están allí
en forma de billones de microorganismos colonizando todo nuestro
cuerpo... Asusta, ¿verdad? Aquí empieza mi pequeña introducción…
Hoy en día se está dando especial
importancia a las bacterias por muchas razones: están mucho antes
que nosotros, lo que nos recuerda que su capacidad “colonizadora”
es abrumadora. Se están investigando tanto los beneficios de
bacterias amigas como el efecto de las enemigas, dado que algunas
están detrás de gran variedad de enfermedades, por ejemplo,
posibles efectos en enfermedades digestivas, inflamatorias e incluso
la posibilidad de que la depresión tenga relación con estas. Por
otro lado, parece que están ganado la batalla a la medicina
tradicional, pues en los últimos años se observa el desarrollo de
una gran resistencia a los antibióticos gracias a su capacidad de
supervivencia a través de los biofilms, lo que provoca la cronicidad
en muchas enfermedades: infecciones recurrentes, úlceras, etc. Dado
que las buenas son las más abundantes también son las que dominan y
permiten controlar el crecimiento de las otras, que es lo que
provocaría mayores problemas. Las condiciones normales permiten que
estas convivan en armonía sin causar enfermedades. La naturaleza es
sabia y nos ha dotado de un ph determinado para cada zona de nuestro
cuerpo, que limita el crecimiento de las bacterias indeseadas. La piel contiene microflora beneficiosa (Staphylococcus epidermidis
y compañía) que nos protege de las
bacterias patógenas. El ph se suele situar entre 4.5-5 debido al
sudor y al ácido láctico mantenido por las bacterias autóctonas.
Un apunte interesante: la piel grasa tiene un pH más bien neutro,
entorno a 7-8, la piel seca un ph más ácido, y la piel normal una
acidez de 4.5-5. Al cabello también le gusta el ph ácido. Cuando
nos lavamos el pelo o nos teñimos, solemos alterar el ph natural.
Por ejemplo, los tintes son alcalinos para que puedan abrir la
cutícula y que el pigmento penetre. En cambio, el ph ácido cierra
la cutícula, dando brillo.
En el caso de los dientes ocurre lo
contrario: el ph es alcalino, la saliva tiene ph alcalino que permite
mantener la boca sana. De hecho, ésta es la causa por la que se
recomienda evitar azúcar, porque las bacterias causantes de caries
Streptococcus mutans se alimentan y fermentan el
azúcar, aumentando así el ácido en la boca que desmineraliza el
esmalte. Nuestro estómago, con el ácido clorhídrico, llega a una
acidez de ph 1.5-3. Como comprobamos, es bastante ácido ya que su
misión es digerir todo lo que entre en contacto y, al mismo tiempo,
matar las bacterias. Pero hay algunas que resisten, como son las e.
faecalis o la temida Helicobacter pylori, conocida por causar
úlceras e incluso cáncer de colon. Por último, pero no menos
importante, sería el ph de la vagina. Allí se encuentran bacterias
lácticas que mantienen el ph dentro de la norma y también evitan el
crecimiento desmesurado de las patógenas. El lavado excesivo
debilita dicha protección, aumentando la posibilidad de desarrollar
infección por bacterias y hongos.
Qué
ocurre cuando no podemos ganarle la batalla a una infección o ésta
se convierte en recurrente?
Hoy en día casi todas las bacterias
han desarrollado resistencia a determinados antibióticos, o lo
acabarán haciendo. Pero esto no significa que la batalla esté
perdida. La ciencia evoluciona, y con ella, las opciones con las que
enfrentarnos a ellas. Esto significa que tenemos que enfocarnos hacia
el enemigo de otra forma. Por mi experiencia, sé que es posible.
Lo primero de todo es saber con qué
bacteria nos enfrentamos. Debemos exigir un test que confirme la cepa
y la sensibilidad a los antibióticos (si es resistente o si el
antibiótico le hará mal de verdad). En mi caso la bacteria era resistente a la amoxicilina así que la infección había acabado subiendo hasta los riñones y no quería que se prolongase más.
Así que me puse manos a la obra,
hambrienta de información. Leía todo lo que caía en mis manos,
tanto en foros como en estudios científicos, porque no olvidemos que
la ciencia avanza de la mano con la experiencia, y qué mejor que la
propia de gente de la calle. Lo que más me llamó la atención es
que el gran poder de las bacterias son los biofilms o biopelículas
que forman, que les permite adherirse a las superficies y protegerse
de los ambientes hostiles, es decir aunque erradicamos la bacteria en un principio, el biofilm permite las mutaciones cronificando así la infección (
enlace) Estos biofilms son los grandes olvidados
en la medicina moderna, por lo que una buena opción sería
atacándolos. Las opciones son muchas: Serrapeptase, del cual me
gustaría hablar más adelante sobre otros beneficios que
proporciona, lactoferrina, otras enzimas preolíticas y probióticos.
Mi terapia consistía en el antibiótico, serrapeptase, propoleo, D-
manosse y probióticos. Después de 6 días de tratamiento esperé medio mes y
fui a hacerme el análisis... estaba completamente libre. Realizo
análisis periódicos y de momento ha pasado más de medio año y me
mantengo sana. Voy a explicar nuestras opciones y cómo actúan.
-D-manosse es un azúcar presente en
algunas frutas y sobretodo en los arándanos rojos.
Se suele usar en caso de tener
bacterias e. coli, ya que su eficacia se ha demostrado en éstas. Yo
lo usé, aunque no encontré evidencias de que actuara contra el
enterococus, pero había leído experiencias buenas, así que decidí
probarlo. Actúa impidiendo que el e. coli se adhiera a la uretra y
así la orina pueda arrastrarlo limpiamente (
enlace) ¿Por qué usar esta
forma? Porque es más concentrado. Para llegar a los mismos niveles
tendríamos que beber cantidades enormes de zumo de arándano que
incluso pueden irritar nuestra tracto digestivo.
- Serrapeptase y nattokinase son un
tipo de enzimas proteolíticas que destruyen directamente los
biofilms de todo tipo de bacterias (
enlace). La marca que usé yo es Now
Foods, ya que había leído muy buenos comentarios en múltiples
foros y, además tiene muy buena relación calidad-precio.
- Propoleo: es famoso por sus efectos
antibióticos, lo cual nunca viene mal para ayudar en nuestra lucha.
- Lactoferrina: la lactoferrina es una
proteína que tiene especial afinidad con los iones de hierro.
Naturalmente es contenida en las mucosas y también en grandes
cantidades en el calostro de la leche materna. Tiene actividad
antimicrobiana fúngica y antivírica. Protege a los recién nacidos
de infecciones y virus, así como estimula el sistema inmune. Lo que
hará por nosotros la lactoferrina es extraer el hierro de las
bacterias, siendo este la base necesaria para su supervivencia
(enlace).
Con esto dicho cabé destacar queel articulo solo pretende mostrar mi experiencia y dar una opinion personal combianda con la informacion que he
recopilado, en todo caso es importante consultar con el medico con
quien nos estamos tratando y no olvidar en ningun momento el
antibiotico
Espero que mi
experiencia os haya servido. Está claro que nunca se puede afirmar
que es cien por cien efectivo, pero cada uno debe encontrar su propio
camino y, a veces, éste puede ser más largo o más corto.