martes, 2 de septiembre de 2014

El poder de tu mente

En los últimos años ha resurgido con fuerza la idea de la neuroplasticidad cerebral. Se trata de un concepto relativamente reciente pero que está dando y dará mucho de que hablar, sobre todo porque investiga el gran poder y capacidad de nuestro cerebro. Es un proceso de transformación que ocurre durante toda nuestra vida y en el cual nuestro cerebro constantemente se renueva creando nuevas conexiones, reforzando las ya existentes que están en uso y eliminando las que no lo están (use it or lose it).
Desde ese punto de vista todos tenemos la capacidad de mejorar nuestras destrezas o adquirir nuevas habilidades. Siempre que aprendemos, sea un idioma nuevo, una habilidad, etc. pasamos por las mismas etapas. Al principio son necesarios todos nuestros esfuerzos y recursos, lo cual provoca el consumo de toda nuestra atención (nuestra cabeza echa humo, para que nos entendamos). A medida que practicamos, conseguimos automatizar la actividad y ahorrar en recursos. En pocas palabras, pasamos de aprendiz a experto. Pasamos de dibujar garabatos a esculpir sobre el papel un “David” con toda su musculatura. ¿Cuál es la diferencia? ¿Talento? No, horas de práctica. Hay personas más propensas a ciertas destrezas y habilidades, pero la práctica siempre mejorará aquella actividad que ejercitamos. Como indica Donald Norman, se estiman unas 5000 horas de práctica para adquirir el conocimiento experto. Pongamos como ejemplo un médico. Su conocimiento experto le permite evaluar los síntomas de una manera muy rápida. Su capacidad abstractiva y reflexiva es mucho mayor, lo cual permite con solo echar un vistazo saber qué está ocasionando nuestro malestar.
Nuestro cerebro crea, pero también destruye: las conexiones de las que no hagamos uso son eliminadas porque nuestro cerebro, como máquina perfecta que es, busca el máximo ahorro para ganar en eficacia. Un estudio llevado a cabo por David Hubel y Torsen Wiesel mostró que los gatos recién nacidos, a los que se les cerraba uno de los párpados durante una semana, perdían la capacidad visual, pues se eliminaban las conexiones necesarias.
Ahora que sabes como funciona tu cerebro, también debes de saber que lo importante es que lo uses. Según diferentes estudios (enlace) cuánto más esté activo, menor es el riesgo de un declive cognitivo. Así que no temas involucrarte en nuevas actividades y retos. Para tu cerebro es toda una aventura y como todos sabemos: “la aventura puede ser peligrosa, pero la rutina es mortal”. Un ejemplo de cuánto beneficio aporta una actividad que ni sospecharíamos, es el aprender a hacer malabares. Es de las formas más eficaces de mejorar la velocidad de pensamiento.
La vida consiste en ponerse retos, así que tú puedes con aquello que te propongas. Lo importante es ser paciente con uno mismo y saber que cada vez que lo intentas, estás un paso más cerca de tu propósito. Ya no valen las excusas, pues no hay mayor fracaso que no intentarlo.